Thursday, February 15, 2007

La especialidad de un destrozo maravilloso


Ni deshace ni deshago, apenas muevo y me muevo solo como dejo que alguien lo haga. Sin tu amor no muero, mentira, tú tampoco mueres sin su amor, sin el mío, sin él de ella o él de él. Mi amor puede con todo y con más, es propio, único como el vuestro, y el vuestro lucha contra el mío.

Una locura detrás de más locuras divagando siempre en sombras esperanzadoras, siempre bañadas de ilusión, ciegas de sentimientos contradictorios poco intencionados, cuando le apetece acompañada por una mirada, curiosas miradas, me miras y te miro, ¿me miras? no mires ahí, no puedo hacerlo así.

En ocasiones torpe, muy torpe, acostumbra inconscientemente a que actúe, bien, como buena actriz, ser opuesto donde los haya. Y la duración se minimiza en cuestiones de décimas de segundo.

Siempre es más fácil en la ficción y entonces preguntan: ¿Y tú estudias teatro?.

Y me vuelvo a otra hora, otro segundo del que pueda sacar y rellenar después, empapar de arte quizás una pared de las mías, o si me dejas, en la tuya.
Desobedezco a mi maestra.

Me revolveré hasta que deje de inquietarse, deje de completar la raya que me falta y quitarme la sobrante.

No me sirve que me entiendas, ¿entiendes? ¿no? da igual, no quiero molestarte ni tampoco pienso molestarme, es tu manera y es lo único, ya es bastante, suficiente, demasiado incluso, pero me equivoco. Nunca es demasiado, me gusta llenarme y siempre al máximo, nunca me sacio, ¿sabes? tampoco quiero.

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