Bailemos
Marco el ritmo incosciente, automáticamente. El piloto más encendido que nunca, con pasos cortos, largos, diferentes...
Tres, cuatro, y hasta cinco minutos de desconexión, descontrol. Mente herida, vacia y el cuerpo, el único actor, masturbando el máximo furor en escena, potencia máxima. Luz roja.
Humo pintado. El grito de sangre.
Muevo, ligando nuca y hombro, en seco también, parálisis, pecho y coxis. Diversidad continua plastificada en segundos...
Causando efecto, siempre diferente. Porque sin ellos no sería, cambiaría, no sentiría la luz. Luz roja.
Gracias.
1 Comments:
y no te olvides, báilame el agua...
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